LAS CUSTODIAS DE EL SALVADOR - SANTA CRUZ DE LA PALMA

José Guillermo Rodríguez Escudero
-          DESARROLLO HISTÓRICO
Desde los primeros siglos, la celebración de la Eucaristía ha sido centro de la vida cristiana; es la fuente  y fin de todo compromiso cristiano, y la Iglesia exhorta a pastores y a fieles a vivirla así.
El fin primero de conservar la Eucaristía es que se pueda administrar el viático (sacramento de la eucaristía que se administra a los enfermos que están en peligro de muerte); aunque también es para distribuir la comunión fuera de la Misa y para la adoración de Nuestro Señor Jesucristo, presente bajo las especies sacramentales.
Esta acción de adoración divina ha sido fuente de inspiración humana, y así se han creado instrumentos que ayudan a realizar esta acción espiritual. Así surgió en el siglo XIII la custodia o el manifestador, instrumento que  todavía hoy presta su servicio y sigue incluso evolucionando.
“Custodiar” consiste en guardar, mostrar, proteger y defender algo con valor. La Liturgia designa con el nombre de “custodia” al vaso sagrado en que se coloca el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles o para llevarlo en solemne procesión, tanto en el interior como en el exterior de los templos. Se le llama también “ostensorio”,  por el verbo latino ostendere, que significa “mostrar”.
Entendemos por “expositorio” el lugar donde se colocaban estos vasos sagrados una vez que se introdujo la costumbre de exponer sin cendales -telas de seda muy delgada y transparente-, a la vista de los fieles, la Hostia consagrada; así los fieles pudieron contemplar y adorar a Jesús Sacramentado, a partir del siglo XIII.
La custodia que, originariamente era similar a un relicario, se adaptó para exponer el Pan Eucarístico con un dispositivo de cristal. En un principio, se utilizó el ciborium (copón) para llevar al altar las hostias y consagrarlas.
Provisto de una base desde la Baja Edad Media, el ciborium asumió en el Barroco la forma de “un cáliz más amplio, para portar el alimento” y su tapa se convirtió en una especie de torre que cubría a copón en forma de cáliz. Probablemente en un principio sirvió el mismo copón, pero muy pronto se sintió la necesidad de construir un artículo a propósito, en el cual la hostia fuera colocada en la concavidad de una luneta y fuera más visible. A partir de esta idea se desarrolló el concepto de custodia que hasta hoy tenemos.
Afortunadamente, en los últimos años, el Pueblo Palmero ha sabido demostrar su aprecio por el tesoro que cada uno de los templos, en mayor o menor medida, ha ido reuniendo a lo largo de los siglos, y valorar el empeño que la Iglesia ha puesto en conservarlos. No obstante, queda mucho por hacer.
Así, en la suntuosa Parroquia Matriz de El Salvador de Santa Cruz de La Palma, existen varias custodias maravillosas, verdaderas obras maestras, que han cumplido con sobrada dignidad el delicado e importante encargo para el que han sido confeccionadas.
-          1 ) CUSTODIA PROCESIONAL.
Esta magnífica custodia de sol fue hecha en plata en su color con algunos adornos sobredorados entre 1664 y 1671 por don Pedro Leonardo de Escovar y Santa Cruz, miembro de una familia de plateros establecida en La Palma desde 1570. Este orfebre se aparta de los modelos de templete al uso en las iglesias del Archipiélago, adoptando uno piramidal con una cupulilla abierta y decoración de columnas en su tercio inferior.
Es una custodia de asiento o procesional, compuesta de basamento y cuatro cuerpos escalonados de mayor a menor, de cuyos respectivos techos cuelgan campanillas de plata que repican alegremente durante toda la procesión. Su base es elíptica de poca altura con borde moldurado y pequeñas hojas doradas superpuestas.
Como remate, una estatuilla femenina coronada portando cáliz y hostia en la mano derecha y cruz con banderola en la izquierda. Existen discrepancias acerca de esta iconografía. Se nombraba como la Fe, pero al no ir vendada, han surgido opiniones contrarias. Bajo sus pies y sobre la cúpula abierta, pende una campanilla de plata mayor que el resto. Del techo del segundo cuerpo cuelga un incensario bellamente decorado.
La decoración vegetal grabada en toda la superficie parece pertenecer a una época posterior, ya avanzado el siglo XVIII.
Tiene un total de 162 cms. de altura y 56 y 48 cms. de ejes en la base y 14 cms. la figura de remate. 
En el primer cuerpo de la custodia procesional está incluida la custodia de sol, cuyo viril –caja de cristal con cerquillo de oro que encierra la forma consagrada-, lleva intercalados en la moldura del borde dos círculos calados: el primero con pequeñas puntas y el segundo con treinta y cuatro querubines; va rodeado por veinticuatro rayos flameados calados y remata en una cruz también calada.
Este tipo de custodia procesional  se desarrolla en el siglo XV para facilitar el culto público al Santísimo Sacramento. Vino a sustituir otra antigua de la que sólo se sabe que “era grande de dieciocho pilares con campanillas”, construida hacia 1664.  En el Inventario de 1669 se nombra como “la custodia de plata  con cuatro altos de pilares y tres ramos de flores de talco en los huecos”.
En el Archivo de Protocolos Notariales de esta ciudad (Juan Alarcón, 1659) se dice que Manuel de Almeda Pimentel, “piloto de la carrera de Indias” -aunque lejos de La Palma-, no olvidó a la Hermandad de Santísimo Sacramento de la parroquial de El Salvador, de la que era cofrade. Según el cronista Pérez García, mandó hacer, por su devoción, una custodia de filigrana de ocho piezas con dos pebeteros de la misma factura, que remitió desde La Habana a su mujer para entregarla al mayordomo de dicha Hermandad; quería que se usara en los días señalados y en las procesiones del Santísimo, con advertencia expresa de no poder cambiarla de forma, suprimirle pieza alguna, prestarla o permitir que saliera de la mencionada iglesia para cualquiera otra de la ciudad.
Esta bellísima y valiosa custodia nueva (de 44 cms. de altura y 31 cms. de diámetro de sol), está documentada como donación de D. Felipe Bautista Poggio el 10 de junio de 1671, quien “la hiso obrar en la ciudad de la Hauana… para que se ponga y sirva en la custodia de plata de quatro altos…” que poseía la cofradía del Santísimo de El Salvador (según el Libro de Tributos de esa Cofradía).
Afortunadamente, en la actualidad sigue siendo utilizada –hubo años en que lo hizo el palio y la custodia y no el trono-  para el solemne desfile procesional del Corpus Christi en la capital palmera. Fue dorada posteriormente y se le ha añadido una peana hexagonal sobre volutas para darle mayor altura. Ésta se adhiere a un gran trono cuadrado de plata sobrepujada y es rodeada por cuatro grandes candelabros también de plata de brazos retorcidos, en cuyos extremos soporta fanales bellamente decorados y velas en su interior.
La estructura de su mango o astil, exagera su forma bulbosa hasta convertirse en un gran nudo, como en la forma de la base y el uso generalizado de plancha calada – “equivocadamente llamado filigrana”, como nos recuerda la querida y desaparecida profesora Gloria Rodríguez en sus magistrales trabajos acerca de este templo y sus riquezas-, donde se mezclan formas vegetales y humanas, más concretamente desnudos masculinos.
-          2 ) CUSTODIA DE SOL.
Confeccionada con plata sobredorada, tiene las siguientes medidas: 80 cms de altura, 9,5 cms de diámetro en el viril y 28 cms en el sol; 25,5 cms de diámetro en el pie. Está atribuida por el profesor venezolano don Carlos F. Duarte al platero caraqueño don Francisco de Landaeta, alias “El Morocho” (1721-1802).
Estamos ante una impresionante obra de arte, calificada como “la mejor custodia de Canarias”, uno de los tesoros de la platería americana en España. 
Tiene un marco calado con tres querubines, un borde recubierto de piedras preciosas y cuatro flores de esmeraldas sobrepuestas. Está rodeado por un grupo de pequeños rayos con un granate central. Tras estos, nueve rayos en punta cubiertos de magníficos diamantes y entre ellos, ráfagas de seis rayos con flores de esmeraldas y granates sobre los flameados. Está rematado con una cruz latina de esmeraldas rodeada de adornos florales de oro y bajo ella, un ramillete en platino y diamantes sobrepuesto a los rayos.
En el testamento del comerciante y bienhechor palmero, Don José Gabriel Fierro y Santa Cruz, otorgado en la Ciudad de Caracas el 21 de enero de 1790, ante el escribano Don Antonio Juan Tejera, existe una cláusula, que dice así: “Iten. Es mi voluntad y mando que las tres veneras y el Hábito de Calatrava que visto, se remita a mi sobrino Don José María Fierro, para que la venera grande de diamantes se coloque en la Custodia que di a la Parroquia de la ciudad de La Palma para su mayor decencia, y lo demás lo use en memoria de mi buen afecto…”.
En la parte inferior del viril aparece un querubín con dos pares de alas, unas plegadas y otras abiertas, y bajo él, la venera de Calatrava en rubíes y diamantes que el mencionado donante envió en fecha posterior y se colocó en 1829 (Libro 2 de Acuerdos de la Cofradía del Santísimo). Este angelito o “putti”, con rasgos mestizos y los dos pares de alas, es un motivo característico de platería venezolana. Es, según el profesor Duarte, el elemento que constituye prácticamente la firma de Landaeta, de modo que se repite en todas sus obras, que el magnífico orfebre copió de una custodia mejicana de la iglesia de San José de Caracas.
Otros estudiosos han definido a esta exquisita joya como el “ejemplo fundamental de la etapa filigranista de la orfebrería mejicana”. No es así, como hemos podido conocer  por los documentados trabajos de la profesora palmera doña  Gloria Rodríguez.
El astil comienza con un cuerpo troncocónico recubierto de hojarasca del que parten pámpanos con racimos de granates que se unen a los primeros rayos del sol, apoyándose en él la figura del Cordero en plata. Continúa un pequeño jarrón que tiene un racimo de granates y en el nudo una roseta de diamantes que le regaló un sobrino del donante. La ornamentación del pie se inspira en el rococó combinando cortapuntas lisos con fondos calados.
Otros estudios destacan: “de pie corto y hexagonal, la labor que recubre el astil en una maraña barroca apenas realizada con un hilo de plata sobredorada y que ha sido calificado como ‘crochet en plata’. Hoy está incorporada al gran ostensorio neoclásico del templo”.
La profesora Gloria Rodríguez concluye su trabajo sobre este fabuloso ostensorio, diciendo: “En esta pieza aparece un nudo de manzana, arcaico ya puesto que es propio del gótico, y se alarga extraordinariamente el gollete; pero a la vez se introduce la decoración más actual del rococó.”
-          3) CUSTODIA DE SOL.
También fue confeccionada por el mismo maestro orfebre que la anterior, don Francisco de Landaeta, en 1779. Se trata de una custodia de plata sobredorada cuya altura es de 62 cms y 23,5 cms de diámetro de sol. El viril mide 9 cms y el diámetro de su pie es de 20 cms.
El marco del viril tiene una profusa decoración vegetal grabada y un cerco de piedras preciosas azules. Sol de ráfagas con zafiros en el escuadrón y nuevamente un querubín de cuatro alas, motivo ornamental característico del maestro caraqueño.
Perteneció al Convento dominico de Santa Catalina de Siena de esta capital. En el interior de su pie lleva como inscripción dedicatoria: “Diola d. Josef Fierro Santa Cruz”, que se repite en su estuche de madera, su destino  (Santa Catalina) y fecha de envío (1779).
El modelo fue imitado por los plateros palmeros con tanta exactitud - como nos confirma doña Gloria Rodríguez en su interesante y completo trabajo sobre la platería indiana en La Palma-, que el Profesor Hernández Perera, “desconociendo la documentación americana, atribuyó esta custodia a Antonio Juan de Silva, artífice palmero autor de una copia que también se conserva en El Salvador”.
La custodia fue adjudicada a la Parroquia Matriz el 30-X-1823, pero fue devuelta al monasterio cuando se reabrió éste y solicitada de nuevo el 27-II-1837 al extinguirse definitivamente. Así figura en el Inventario de 1851.
En la carta personal enviada por el profesor Duarte al Párroco de El Salvador el 7 de noviembre de 1980, cataloga esta bella pieza como obra indudable de Landaeta. A pesar de que ésta es más sencilla que la explicada anteriormente, coinciden sus características generales, como la transformación de astil y nudo, alargamiento del gollete y la estructura del pie.
-          4 ) CUSTODIA DE SOL.
Se trata de una custodia de sol de plata sobredorada de 53,5 cms de altura cuyo marco del viril tiene moldura de cordón. El sol tiene un diámetro de 22 cms  y según la inscripción que aparece en el interior del pie (de 17 cms de diámetro), perteneció a la Escuela de Cristo de La Palma, “Ysola el Ermano Antoº. Juan de silva. Año de 1803”.
Aquella congregación estuvo establecida en el Hospital de Dolores de esta capital en 1733 para practicar obras de misericordia y dar culto al Santísimo. Esta delicada joya se adjudicó a El Salvador cuando se reorganizaron las cofradías y figura desde entonces allí según el Inventario de 1847.
El autor era hijo de un portugués de Madeira  que estaba emparentado por su madre con la Familia de los Viñoly, plateros llegados a La Palma a fines del siglo XVII.
Es una réplica casi exacta de la custodia anterior. Posiblemente esto vino motivado a que los orfebres palmeros quedaron impresionados por las que llegaron de Venezuela.
Lamentablemente ha perdido los adornos de las piedras, pero introduce ornamentación estriada y guirnaldas grabadas características de la plata inglesa cuya influencia en Canarias es notable.
Tiene los rayos flameados alternando con tres ráfagas de rayos rectos y remate de cruz de ráfagas. Aparece también el querubín con dos pares de alas. “Nudo de jarrón. Decoración de palmetas sobre moldura cóncava. Baquetones agallonados en sus extremos. El pie está formado por dos cuerpos de perfil curvo con adornos de palmetas en su zona interior y guirnalda en el borde de la peana”.
-          5) CUSTODIA DE SOL
Tiene un marco curvo limitado por dos cordones. Sus rayos son flameados y rectos, alternando, que dejan espacios libres para insertar la cruz y el soporte. Como remate, cruz de ráfagas. Es de plata sobredorada cuyas medidas son: 41,5 cms de altura, 20.5 cms de diámetro en el sol y 7 cms en el viril. El pie tiene un diámetro de 15 cms.
Es muy semejante a la anterior de la “Escuela de Cristo” y es posible que fuera realizada a principios del siglo XIX por don Antonio Juan de Silva, quien completó la pieza aprovechando posiblemente elementos de otras anteriores, ya que en el soporte hay una fusión de estilos: el nudo de jarrón es característico del XVII, mientras que el pie lo es del XVIII.
El astil se inicia con un querubín o angelote sobre un cuerpo troncocónico y otro periforme invertido; moldura cóncavas y convexas que enlazan con un nudo de jarrón con toro superior y gollete muy corto moldurado en su parte central.
El pie tiene una zona superior curva y la inferior plana con borde cóncavo; ambas llevan decoración grabada y en la zona ascendente de la primera quedan remaches que parecen haber sujetado algún adorno.
BIBLIOGRAFÍA:
DUARTE, Carlos F. El maestro de oro y plata Francisco de Landaeta.
- Idem-. El Arte de la Platería en Venezuela.
FERNANDEZ GARCÍA, Alberto-José. “Festividad del Corpus Christi en Santa Cruz de La Palma”. Diario de Avisos, (3 de mayo de 1967)
HERNÁNDEZ PERERA, J. Orfebrería de Canarias.
LORENZO RODRIGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma.
PÉREZ GARCÍA, Jaime. Casas y Familias de una Ciudad Histórica. La Calle Real de Santa Cruz de La Palma, Madrid, 1995
RODRÍGUEZ, Gloria. La Iglesia de El Salvador en Santa Cruz de La Palma.
- Idem- La Platería Americana en la Isla de La Palma.
VV.AA., Gran Enciclopedia de El Arte en Canarias. Gobierno de Canarias